El modelo biopsicosocial del dolor

Comprender la complejidad del dolor

El dolor es una experiencia universal que afecta a millones de personas en todo el mundo. Ya sea un dolor de cabeza leve o una enfermedad crónica debilitante, el dolor puede manifestarse de diversas formas y tener un impacto significativo en la calidad de vida de quienes lo padecen. Para comprender mejor esta compleja experiencia, algunos profesionales de la salud han adoptado el modelo biopsicosocial del dolor.

Definir el dolor

Según la definición oficial de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), el dolor «es una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada o parecida a la asociada con un daño tisular real o potencial.»

En esta definición actualizada en 2020, varios puntos son muy importantes:

– Experiencia sensorial y emocional: el dolor no es sólo una sensación física. También involucra aspectos emocionales como el miedo, la ansiedad y la angustia.

– Displacer: el dolor se percibe como desagradable o aversivo. A menudo se asocia con una sensación de malestar o sufrimiento.

– Daño tisular real o potencial: el dolor puede ser causado por un daño tisular real, como una lesión o enfermedad, pero también se puede sentir en ausencia de daño tisular.

Reconoce la complejidad del dolor como un fenómeno subjetivo y multidimensional, y es ampliamente aceptado en la comunidad médica y científica como marco para comprender y evaluar el dolor.

Además, la IASP añade varias notas a esta definición, la primera de las cuales nos interesa especialmente: « El dolor es siempre una experiencia personal que está influenciada en diversos grados por factores biológicos, psicológicos y sociales.»

¿Qué es el modelo biopsicosocial?

El modelo biopsicosocial es un enfoque integral del dolor que reconoce que el dolor no es simplemente una respuesta física a una lesión o enfermedad, sino que es el resultado de la interacción entre los aspectos biológicos, psicológicos y sociales del individuo.

Se opone al enfoque biomédico que tiende a centrarse exclusivamente en los aspectos biológicos de la enfermedad y considera los síntomas como indicadores directos de la enfermedad, sin tener en cuenta el contexto general en el que vive la persona.

Componentes del modelo biopsicosocial

Componente biológico

El componente biológico del modelo biopsicosocial se centra en los procesos fisiológicos, neurobiológicos y genéticos del dolor. Incluye en particular la actividad del sistema nervioso central y periférico, así como los mecanismos de transmisión y percepción del dolor. Comprender la biología del dolor es esencial para el desarrollo de tratamientos eficaces.

Componente psicológico

El componente psicológico del modelo reconoce la influencia de factores emocionales y cognitivos en la experiencia del dolor. La ansiedad, la depresión, el estrés y las creencias personales pueden modular la percepción del dolor y afectar la forma en que las personas lo afrontan. La psicoterapia, la terapia cognitiva conductual (TCC) y otras intervenciones pueden ayudar a abordar estos aspectos psicológicos del dolor.

Componente social

El componente social del modelo biopsicosocial considera el impacto del entorno social, cultural y familiar en la experiencia del dolor. Los sistemas de apoyo, la comunicación interpersonal, el acceso a la atención médica y los factores socioeconómicos pueden influir en la forma en que las personas experimentan y manejan el dolor. La inclusión de la familia y la comunidad en el proceso de tratamiento puede mejorar los resultados y la calidad de vida de los pacientes.

Modelo BPS

Implicaciones clínicas

La adopción del modelo biopsicosocial en la práctica clínica tiene implicaciones importantes. Los profesionales de la salud deben evaluar y abordar no sólo los aspectos físicos del dolor, sino también sus aspectos emocionales, cognitivos y sociales. Esto puede requerir un enfoque multidisciplinario que involucre a médicos, psicólogos, trabajadores sociales y otros profesionales de la salud.

¿Un ejemplo concreto?

Tomemos el caso de una joven florista, Flora, que acude urgentemente a ver a su osteópata porque esa misma mañana, mientras se agachaba para recoger el cepillo de dientes que había dejado caer torpemente al suelo, sintió un dolor agudo en la parte inferior de la espalda que la inmovilizó en el suelo durante una buena hora antes de que pudiera levantarse con dificultad. Desde entonces, no puede mantenerse erguida y no encuentra ninguna posición que la alivie. Le entra el pánico porque su padre tardó más de un año en recuperarse tras una operación por una hernia de disco lumbar. No puede permitirse el lujo de estar tanto tiempo inactiva, endeudada por el préstamo que pidió al banco para abrir su negocio el mes pasado. Esta no es la primera vez que esto le sucede. El último episodio fue hace más de un año y los exámenes radiológicos realizados entonces no revelaron nada importante.

¿Crees que nuestro protagonista se lastimó con sólo agacharse para recoger algo tan liviano como un cepillo de dientes?

No podemos descartarlo por completo. El diagnóstico pertenece al médico. El terapeuta tendrá que discernir si se trata de una urgencia -y en este caso derivar inmediatamente a la paciente al médico o al servicio de urgencias- o si puede hacerse cargo de ella para aliviarla.

En el 90% de los casos, la lumbalgia crónica se dice que es inespecífica (leer el artículo sobre “lumbalgia”), lo que significa que no está relacionada con una causa inflamatoria, traumática, tumoral o infecciosa.

Inclinarse hacia adelante es un gesto que ha realizado decenas de veces cada día sin pensarlo, durante años. Entonces, ¿por qué esta vez, en ausencia de cualquier patología aparente, sintió tanto dolor?

En el campo de dolor lumbar, los factores psicosociales son mejores predictores del riesgo de progresión a la cronicidad que los factores biológicos.

Flora acaba de abrir un negocio con todo el cansancio y estrés que esto puede provocar. Probablemente su situación económica sea una fuente de ansiedad, que puede afectar su sueño. Con las largas jornadas que implica iniciar un negocio, probablemente no tenga tiempo para hacer ejercicio.

Además, teme tener una «espalda débil» como la de su padre, lo que pondría en peligro su actividad… profundizando aún más en la anamnesis, podríamos encontrar otros factores psicosociales potencialmente responsables de su estado actual. En cualquier caso, su sistema de alarma estaba en alerta máxima y un gesto trivial se interpretaba como una amenaza real. El dolor es la respuesta del cerebro a esta amenaza (lea el artículo sobre “la diferencia entre dolor y nocicepción”). A menudo se manifiesta como una contracción muscular dolorosa (sistema de protección) en la zona erróneamente considerada en peligro.

¿Cuál debería ser la actitud del terapeuta?

El dolor de espalda a menudo se interpreta como debilidad lumbar asociada al miedo a lesionarse durante ciertos movimientos. Esto lleva a conductas de evitación. Es un círculo vicioso que mantiene el dolor y la discapacidad.

Si el terapeuta se contenta con aliviar el dolor centrándose únicamente en su aspecto mecánico (por ejemplo, liberando el exceso de tensión muscular) manteniendo la idea de que existe una zona frágil potencialmente lesionada, el riesgo de recurrencia es importante.

Flora evitará ciertos movimientos por miedo a lastimarse. Reforzará su sistema de alarma que estará enfocado en su columna lumbar. El mínimo movimiento incontrolado que ponga en juego esta zona será interpretado como un nuevo peligro. El dolor volverá.

Para salir de este ciclo de “miedo/evitación del dolor”, el terapeuta debe intentar comprender cómo apareció el dolor y también confrontar al paciente con sus creencias. Esto puede implicar una exposición medida a una actividad erróneamente percibida como peligrosa, mediante la educación sobre el dolor… y, sobre todo, mediante una atención multidisciplinar al paciente para abordar todos los componentes del dolor.

Conclusión

El modelo biopsicosocial del dolor ofrece una perspectiva holística e integral que reconoce la complejidad de esta experiencia humana. El dolor es una experiencia multifacética que va más allá de la simple sensación física.

El modelo biopsicosocial transforma la relación paciente-proveedor en una asociación colaborativa, reconociendo a los pacientes como seres complejos con necesidades únicas. Este enfoque promueve una atención más personalizada y eficaz, involucrando activamente a los pacientes en su proceso de atención y teniendo en cuenta todas sus creencias, experiencias y contexto social para una atención integral. Este conocimiento integral nos permite ofrecer un enfoque terapéutico más integral y centrado en el paciente.

Fuentes:

https://www.revmed.ch/revue-medicale-suisse/2010/revue-medicale-suisse-258/le-modele-biopsychosocial-beaucoup-plus-qu-un-supplement-d-empathie

https://www.accesformation.fr/post/prise-en-charge-biopsychosociale

– Linton SJ, Halldén K – Can we screen for problematic back pain? A screening questionnaire for predicting outcome in acute and subacute back pain – Clin J Pain – 1998 – Sep;14(3):209-15 – doi: 10.1097/00002508-199809000-00007. PMID: 9758070.

– Vlaeyen JW, de Jong J, Geilen M, Heuts PH, van Breukelen G – Graded exposure in vivo in the treatment of pain-related fear: a replicated single-case experimental design in four patients with chronic low back pain – Behav Res Ther. – 2001 – Feb;39(2):151-66 – doi: 10.1016/s0005-7967(99)00174-6. PMID: 11153970.

– Borrell-Carrió F, Suchman AL, Epstein RM – The biopsychosocial model 25 years later: principles, practice, and scientific inquiry – Ann Fam Med – 2004 – Nov-Dec;2(6):576-82 – doi: 10.1370/afm.245. PMID: 15576544; PMCID: PMC1466742.

– Gary Fryer – Integrating osteopathic approaches based on biopsychosocial therapeutic mechanisms. Part 1: The mechanisms – International Journal of Osteopathic Medicine -Volume 25 – 2017 – Pages 30-41 – ISSN 1746-0689 – https://doi.org/10.1016/j.ijosm.2017.05.002.

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